miércoles, 27 de septiembre de 2017

Flâneur

Francés: “Paseante, callejero, vagabundeo”

En 1860, en plena reconstrucción de París por el Barón Haussmann bajo el 

reinado de Napoleón III, Charles Baudelaire presenta en su obra al flâneur 
como el artista-poeta de la moderna metrópolis:

Rue de Paris, Caillebotte,1877

Resultado de imagen para flaneurLa multitud es su elemento, como el aire para los pájaros y el agua para los peces. Su pasión y su profesión le llevan a hacerse una sola carne con la multitud. Para el perfecto flâneur, para el observador apasionado, es una alegría inmensa establecer su morada en el corazón de la multitud, entre el flujo y reflujo del movimiento, en medio de lo fugitivo y lo infinito. Estar lejos del hogar y aun así sentirse en casa en cualquier parte, contemplar el mundo, estar en el centro del mundo, y sin embargo pasar inadvertido —tales son los pequeños placeres de estos espíritus independientes, apasionados, incorruptibles, que la lengua apenas alcanza a definir torpemente. El espectador es un príncipe que vaya donde vaya se regocija en su anonimato. El amante de la vida hace del mundo entero su familia, del mismo modo que el amante del bello sexo aumenta su familia con todas las bellezas que alguna vez conoció, accesibles e inaccesibles, o como el amante de imágenes vive en una sociedad mágica de sueños pintados sobre un lienzo. Así, el amante de la vida universal penetra en la multitud como un inmenso cúmulo de energía eléctrica. O podríamos verlo como un espejo tan grande como la propia multitud, un caleidoscopio dotado de conciencia, que en cada uno de sus movimientos reproduce la multiplicidad de la vida, la gracia intermitente de todos los fragmentos de la vida.


· Walter Benjamin lo con vierte en un interés académico a partir de dicha obra:

Describía el flâneur como la figura esencial del moderno espectador urbano, un detective aficionado y un investigador de la ciudad. Más aún, su flâneur era un producto de la alienación propia de la ciudad y del capitalismo. Para Benjamin, el flâneur conoce su fin con la llegada de la sociedad de consumo. En estos textos, el flâneur es a menudo yuxtapuesto a la figura del badaud, el "mirón" o "papanatas".

Se lo puede relacionar con el relato “El hombre de la multitud” de Edgar Allan Poe


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