lunes, 16 de octubre de 2017

"El descrédito de las Vanguardias"



I

  • Considera como "enfermedad" la convicción de que el S.XX fue una sucesión de gloriosos movimientos de vanguardia. 
  • Esta convicción vendría acompañada de la idea de rechazo y ruptura con el arte "tradicional" 
  • Desde esta perspectiva, el Cubismo, por ejemplo, tendría como único Gran Mérito el haber roto con la perspectiva renacentista. 
  • Se observa así al arte del siglo XX como una especie de "laboratorio" 
  • La contrapartida constructivista y positiva de todo esto, se opondría a la teoría de que la tarea vanguardista es experimentar las percepciones de un objeto, romper los significados y significantes, y ver la fotma como motor de cambio. 
  • Sin embargo, todos estos factores son aplicables en casi toda la historia del arte desde el Renacimiento. 
  • La autora critica la visión "simplista" que categorizaba a la pintura anterior como "burguesa", siendo que aquel pasado "mimético" (término sobreentendido como copia de lo externo), que va desde mucho más atrás, a partir de la pintura de Giotto (pre-renacimiento) 
  • Así, se entiende que esto no es una ruptura formal, sino que más bien el gran distintivo radica en la sociedad propia de la época: 
Proyectos activistas y transformadores
El artista se vuelve un "hombre de letras" 
Huyen de la sociedad industrializada que surge: Algunos a cafés, a la vida bohemia, otros a otros continentes (Gauguin), o "simplemente al sur (Van Gogh)"
El terreno militar propio de la época, también influyó en esta "muletilla" de las vanguardias que las posicionaba en un afán de "ir por delante de la sociedad" (para generar ese cambio deseado, cuando se creía en que el arte podía transformar la vida).
  • De todas formas, no sería exculsivo de los artistas del S.XX el caer en este tipo de "rupturas epistemológicas" (Da Vinci y Masaccio se vieron inspirados por la ciencia de su época) 
  • La autora busca desmitificar las vanguardias heroicas/utópicas
  • No es posible crear desde la nada, ni ser un iluminado. 
En base a estos análisis, la autora propone tres "propósitos" que rigen
a las distintas producciones vanguardísticas: 
  1. Analítico
  2. Constructivista
  3. Expresionista
Estos enfoques tienen en común que constituían grupos, manifiestos, tenían una capacidad renegadora del arte en sociedad. Se entremezclan entre sí tanto en sus  concepciones como en los artistas, que podían abocarse a una u otra. 

Un último rasgo en común, fue su fracaso parcial: los problemas infraestructurales y cambios institucionales que se ven en el siguiente apartado, explican este rotundo fracaso. 

II

  • Tras la Segunda Guerra Mundial, se genera el descrédito de las vanguardias. 
  • Ya no se quiere ser vanguardista. 
  • Se critican los fallos en un sistema que se había presentado como redentor. 
  • Una de las diferencias entre las vanguardias y los movimientos posteriores, son la aparición de la propaganda, de las instituciones, museos como el MOMA y su labor de recopilación y difusión de las obras de los últimos años. 
  • Así, lo marginal, lo crítico y subversivo de estos artistas vanguardistas, acabó por ser asimilado por el mercado artístico.
  • Se vuelven aceptados y aplaudidos, en vez de temidos por su "potencial transformador" (que ya han perdido) 
  • Esto se dio mediante distintos factores. Por ejemplo, lo que fue el Mayo Francés, donde se presentaron diversos movimientos alternativos, happenings, donde predominaba el sujeto por sobre la sociedad. 
  • Movimientos como este, generaron poco a poco la tolerancia por parte de los Estados para esta "liberación privada". Pues aun así, aun cuando otorgaron esa tolerancia, el Mercado y el Estado continuaron invadiendo la sociedad. 
  •  Se le pierde el temor al arte. 
  • Así, en la práctica, movimientos como el Arte Conceptual, aportaron más bien al entendimiento del arte contemporáneo, a la desmaterialización del objeto, no así la crítica social. 
  • De esta forma, se produce un posterior "retorno al sujeto" 
  • Aparece un nuevo expresionismo-clacisismo-romanticismo que la autora cuestiona si es "lúcido o cínico", en el sentido de que, al haberse perdido la "esperanza" en transformar la sociedad mediante el arte, se retornó hacia lo micro, hacia el sujeto y su subjetividad privada. 

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